La salud mental abarca una amplia gama de actividades directas o
indirectas que están relacionadas con el bienestar mental, es
definido por la OMS: como "Un estado de completo bienestar físico, mental y
social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”. Está
relacionada con la promoción del bienestar, la prevención de trastornos
mentales y el tratamiento y rehabilitación de las personas afectadas por dichos
trastornos.
El covid-19 es una emergencia de salud pública de
importancia internacional y representa un gran desafío para la Salud Mental,
trayendo consigo una amplia y profunda gama de consecuencias psicosociales
a nivel individual y comunitario durante el brote. Existen múltiples trastornos
psicológicos asociados que van desde síntomas aislados hasta trastornos
complejos, con un marcado deterioro de la funcionalidad como el insomnio,
ansiedad, depresión y estrés postraumáticos que, acompañados de miedo y
angustia pueden causar estragos en la población. Para muchas personas la
angustia ante la enfermedad puede ser peor que la dolencia en sí misma,
aunque es completamente normal sentirse ansioso y angustiado por la
incertidumbre que esta situación está generando en nuestras vidas.
La clave en estos momentos es el manejo adecuado del miedo, teniendo en
cuenta que no es malo sentirlo ya que el éste cumple una función
adaptativa y nos protege frente a las adversidades. El miedo es una emoción
que se experimenta al percibir un intenso sentimiento provocado por la
apreciación de un peligro o un daño que puede ser real o imaginario presente o
futuro, justo es la sensación que la población ha tenido desde el inicio de la
pandemia, ante esta emoción se puede reaccionar de diferentes formas, ya sea
huyendo, paralizándonos o luchando con nuestras actividades que formaban
parte de nuestra vida “normal”.
Debido a la Pandemia ha habido un claro
repunte en las consultas de psicología clínica, aunque las demandas han sido
diferentes a medida que transcurría el tiempo. En un primer momento, durante
el confinamiento, hubo muchas crisis de ansiedad y trastornos de estrés agudo.
Existía mucho miedo a lo desconocido, mucho temor por la salud tanto propia
como de los seres queridos, incertidumbre ante la situación laboral y financiera.
El futuro incierto que se nos presenta, el estrés ambiental y sociopolítico, los
duelos que se están viviendo, hacen que muchas personas se encuentren
sumergidas en todo tipo de pensamientos negativos acerca del presente y del
futuro. Y este sentimiento de desesperanza e indefensión está provocando
síntomas como la pérdida de interés en actividades que antes resultaban
placenteras, tristeza, apatía, sentimientos de inutilidad y sensación de amenaza
constante.
¿Qué hacer para afrontar estos temores de manera positiva?
Lo cierto es que no existe receta mágica para hacerlo, todo depende de las
circunstancias de cada individuo y los mecanismos de afrontamiento que este
posea; pero si se puede generar una guía rápida sobre algunas
consideraciones que se pueden tomar en cuenta al momento de sobrellevar
esta situación en tiempo de confinamiento:
1. Debemos evitar adelantarnos a sucesos que pueden o no pasar, ya que eso es incierto y no
tenemos certeza de nada, y lo único que logramos con eso es generar
emociones negativas como la ansiedad que no contribuyen a mantener un
equilibrio emocional.
2. Intentar adaptar nuestra vida a la
situación, generando cambios que cuiden nuestra salud física y mental, no
podemos cambiar nuestra realidad y lo que nos está tocando vivir, pero si
podemos tener control sobre nuestras reacciones y emociones ante la
situación.
3. Dedícate a un hobbie como la lectura o la actividad física,
serán grandes aliados que pueden ayudarnos a lograr salir de la situación de la
mejor manera posible.
4. Mantener la calma, recordando que aunque lo que nos tocará vivir
sin duda será muy distinto a lo que estábamos acostumbrados la vida siempre
estará sobre todas las cosas.
Nota por: Escarleth Alvarado
Licenciada en Psicología