Agustín Auzmendi no es solo un destacado delantero del F.C. Motagua; es un hombre de profundos valores familiares y una sólida ética de trabajo que lo define tanto dentro como fuera del campo. Con una carrera que comenzó en el Acassuso de Argentina y lo llevó a Honduras, Auzmendi ha demostrado que su pasión por ser jugador de fútbol está enraizada en su amor por la familia y la comunidad.
Cuando se le pidió que se describiera en tres palabras, Auzmendi eligió «solidario», «familiar» y «amigo». Estas palabras reflejan su dedicación a ayudar a quienes lo rodean y su profunda conexión con su familia y amigos. «Me gusta ayudar a las personas que tengo cerca siempre,» explicó. Para Auzmendi, el tiempo en familia es invaluable, y sus relaciones personales son una parte fundamental de su vida.
Desde muy joven, Auzmendi mostró un fuerte sentido de responsabilidad hacia su familia. Nacido el 1 de febrero de 1997 en Argentina, comenzó su carrera futbolística en el club Acassuso en 2013. Su dedicación y talento lo llevaron a ser promovido al primer equipo durante la campaña de la Primera B Metropolitana 2016-17, haciendo su debut profesional el 10 de mayo de 2017 contra Fénix. «Familiar» es una palabra que define no solo su vida personal sino también su carrera profesional.
Agustín siempre ha sido claro sobre la importancia de su familia en su vida. «Familiar, porque soy de pasar mucho tiempo con mi familia cada vez que puedo, es lo que más me gusta,» dice. A lo largo de su carrera, ha encontrado en su familia el apoyo y la motivación necesarios para superar los desafíos que enfrenta. La influencia de su familia ha sido particularmente significativa. «Mi mayor inspiración fuera del campo ha sido mi familia. Ellos siempre me han enseñado la importancia del trabajo duro, la honestidad y el respeto por los demás.»
Esta fuerte base familiar no solo le ha dado estabilidad emocional, sino que también ha influido en su ética de trabajo. Los valores inculcados por su familia se reflejan en su dedicación al deporte y en la manera en que interactúa con sus compañeros de equipo. Para Auzmendi, el fútbol no es solo un juego; es una extensión de su vida familiar.
En Tegucigalpa, Auzmendi ha encontrado un segundo hogar. Con una vida social activa, disfruta de actividades sencillas pero significativas como ir al cine, cenar con amigos y compartir momentos con su novia. «La gente siempre me ha tratado con total amabilidad,» dice, agradecido por el cálido recibimiento que ha recibido. Su relación con sus compañeros de equipo es igual de estrecha, destacándose como alguien que siempre está dispuesto a bromear y mantener un ambiente positivo.
La Familia en el Campo de Juego
Para Auzmendi, el equipo es una extensión de su familia. Su espíritu solidario y amigable se refleja en cómo interactúa con sus compañeros. «Dentro del grupo soy uno de los que más molesta, lo que más jode. Me gusta bromear con todos mis compañeros, entonces me he llevado muy bien con todos mis compañeros hondureños, argentinos, los que sean.» Esta camaradería fortalece la cohesión del equipo y contribuye a un ambiente de trabajo positivo.
La solidaridad, un valor fundamental en su vida personal, también se manifiesta en su vida profesional. Ayudar a sus compañeros dentro y fuera del campo es algo natural para él. «Mis amigos o mi familia son una parte fundamental de mi vida, y creo que eso es lo que más me caracteriza,» afirma. Esta actitud de apoyo mutuo es crucial en un deporte de equipo como el fútbol, donde la colaboración y el trabajo en equipo son esenciales para el éxito.
Auzmendi encuentra su mayor inspiración en su familia, quien le enseñó la importancia del trabajo duro, la honestidad y el respeto. Estos valores lo han guiado a lo largo de su carrera y vida personal. Uno de los desafíos más difíciles que ha enfrentado fue el fallecimiento de su hermano, un momento que casi lo llevó a abandonar el fútbol. «Fue más por un deseo de mi mamá que me pidió que volviera,» recuerda, subrayando la influencia crucial de su familia en sus decisiones.
Este trágico evento puso a prueba su resiliencia y determinación. Como hermano mayor, tuvo que asumir un papel de apoyo para su madre y familia, demostrando una vez más la profundidad de su compromiso familiar. Este difícil período también reforzó su vínculo con el fútbol, encontrando en el deporte una forma de honrar la memoria de su hermano y continuar con su legado de dedicación y esfuerzo.
Conexión con la Comunidad
Agustín ha encontrado en Honduras un segundo hogar, no solo en términos de residencia, sino también en cuanto a la conexión con la comunidad local. Su relación con la gente de Honduras ha sido extremadamente positiva. «Por esto del fútbol, que por ahí soy un poco reconocido en las calles y por ahí donde me toca ir, la gente siempre me ha tratado con total amabilidad,» comenta. Este apoyo y reconocimiento han sido fundamentales para su adaptación y bienestar en un país extranjero.
La amabilidad de la comunidad hondureña ha hecho que se sienta bienvenido y apreciado. Esta conexión va más allá de su desempeño en el campo; es un reflejo de su carácter y la manera en que interactúa con las personas. Auzmendi valora profundamente esta relación y siempre está dispuesto a devolver ese cariño con su dedicación y profesionalismo.
Auzmendi tiene claras sus aspiraciones para el futuro: volver a Argentina y estar cerca de su familia y amigos, y eventualmente formar su propia familia. Aunque tiene interés en continuar jugando al fútbol mientras su cuerpo y mente se lo permitan. Para él, el fútbol ha sido una pasión y una carrera, pero no define toda su identidad. Su deseo de seguir aprendiendo y explorando otros intereses demuestra su versatilidad y su enfoque equilibrado hacia la vida. Auzmendi está preparado para enfrentar nuevos desafíos, ya sea dentro o fuera del campo, siempre con la misma dedicación y ética que lo han caracterizado.
Para los jóvenes que aspiran a seguir sus pasos, Auzmendi tiene un mensaje claro: «Nunca dejen de soñar y trabajar duro. El camino no es fácil y habrá muchos obstáculos, pero la perseverancia y la dedicación son clave.» Resalta la importancia de rodearse de personas que te apoyen y te motiven, y nunca olvidar la pasión que los llevó a jugar al fútbol. Este consejo, basado en su propia experiencia, es un testimonio de la importancia de la resiliencia y el apoyo mutuo en el camino hacia el éxito.
Agustín Auzmendi es un ejemplo de cómo el fútbol puede ser más que un deporte; puede ser una extensión de los valores familiares y personales. Su historia es un testimonio de resiliencia, amor familiar y dedicación, recordándonos que detrás de cada jugador hay una persona con sueños, desafíos y una red de apoyo que lo impulsa a seguir adelante. Con cada gol y cada paso en el campo, Auzmendi lleva consigo la influencia de su familia y su profundo amor por el fútbol, haciendo de él mucho más que un simple jugador; es un hombre de familia, un amigo y un solidario miembro de la comunidad.
Producción y fotografia: Jose Vargas, Ropa: The New Black, Carro: Chevrolet de Grupo Q, Locación: Multiplaza.
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